lunes, 2 de junio de 2014

RÍO PARANÁ de las PALMAS

Que placer volverlos a tener a bordo de este pequeño-gran instrumento de divulgación de información náutica. Como ya lo hemos hecho con el río Uruguay, hoy nos toca charlar sobre el río Paraná.

El mismo nace entre los estados brasileros de Sao Paulo, Minas Gerais y Mato Grosso del Sur, de la confluencia del río Grande y el río Paranaíba. Este colosal cause es el sexto río de llanura más importante del mundo. Al Paraná se lo debe clasifi car como a un río aluvional dado que transporta en su caudal sedimentos, tanto por arrastre como por suspensión en el agua, que hereda del río Bermejo y que transforman constantemente su propia morfología generando bancos e islas. La mayor carga de limo ocurre entre los meses de diciembre y mayo, provocando un cambio de color en el agua que se torna de un marrón rojizo muy autóctono de los paisajes litoraleños, el característico "color león". Este sedimento más fi no no cambia la forma del río, pero sí es importante porque al inundar las planicies deja una capa superficial que aporta materia orgánica y permite el desarrollo de una gran variedad de seres vivos.
A lo largo de sus 2579 km de longitud, el Paraná se divide en tres tramos: el superior, el medio y el inferior. A partir de este último tramo, a la altura de Entre Ríos y con el aporte de otros importantes afluentes, se comienza a formar el delta y el Paraná cobra varios brazos como el Bravo, el Guazú (profundidad mínima 9,10 mts.), el  Miní y el Paraná de las Palmas (prof. mín. 8,70 mts.), siendo este último al que nos referiremos.
El Paraná de las Palmas nace de la bifurcación del río Paraná, con el Paraná Guazú (S 33 43.753 W 59 17.122), a la altura de la ciudad de Baradero, y desemboca en el Río de la Plata. Sus 137 kilómetros de extensión (aprox. 74 Millas náuticas) son absolutamente navegables de costa a costa, preferentemente dejando liberado el canal principal a las embarcaciones comerciales y oceánicas.
Su cauce sólo se vuelve muy sensible a los vientos del segundo cuadrante en los 39,6 km. anteriores a su desembocadura, dado que su trazado es prácticamente rectilíneo.
El resto del trayecto, de características sinuosas, aunque permite que los efectos de Eolo puedan ser disminuidos al recostarse sobre una u otra margen, también es merecedor de la mayor de las atenciones. En las sucesivas curvas, algunas de ellas muy cerradas (la Vuelta de los Patos, Vuelta del Pelado, de las Limas, San Antonio, Vuelta del Este y del Hinojo), que se encuentran entre el par del km 159,2 (confluencia con la Zanja Mercadal) y la boya de veril roja del km 89,6 (6,6 km río abajo del Puerto de Campana), es común que los buques de gran porte que vienen bajando se vayan de ronza (desplazamiento lateral de un buque). 

Esta maniobra, además de generar profundos posones y remolinos constantes en las cercanías de la margen en donde la curva es más abierta, produce la incomodidad de sentirse apilado contra esa misma costa en una vuelta encontrada. Por consiguiente, nuestra recomendación es que naveguen por la cuerda cerrada de la vuelta, dicha táctica de navegación les ayudará a conseguir algo más de velocidad y menos consumo de combustible, sobre todo cuando naveguen río arriba a lo largo de una travesía considerable.
Otro ítem importante a tener en cuenta es el cálculo del consumo ante un derrotero programado en esta Hidrovía, en donde se deberá prever el nudo y medio a dos de corriente en contra al remontarlo y que no encontrará, en toda su extensión, surtidor en donde repostarse de combustible. Sólo podrán acceder a este tan ansiado elemento en el Canal Honda (entre el Paraná y el Cl. del Este) o en alguno de los náuticos de Zárate (a través de bidones).
A diferencia del río Uruguay inferior,  el Paraná de la Palmas cuenta con una infinidad de paradores, clubes y arroyos en donde pernoctar o guarecerse de la inminente tormenta. Uno de sus derroteros tradicionales es a la ciudad de Zárate, con el consabido paso por el Complejo Zárate - Brazo Largo, un bautismo inolvidable para quien navegue por primera vez bajo un puente de esa magnitud. Otra travesía, quizás para el navegante más experimentado u osado, es Baradero - San Pedro y para el más ambicioso: Rosario. Todas navegaciones de un atractivo mayúsculo que con cierta preparación se vuelven muy factibles de realizar.

Estimadísimos colegas amigos, hasta aquí hemos llegado hoy. Nos comprometemos a continuar con el resto de los brazos del Paraná en inmediatas próximas salidas. Tengan todos ustedes muy buenas navegaciones... nos vemos!