martes, 1 de agosto de 2017

SABIOS DE VARADERO

Estimados amigos, accidentalmente, en busca de otros tópicos, di con este ilustrativo y veraz cuento de Manuel Torrado. Tan identificado y sorprendido me sentí, que no pude evitar compartirlo con ustedes. Dedicado a quienes realizan el mantenimiento en sus propios barcos y muy especialmente a quienes poseen embarcaciones de madera.

"No se estrelló ninguna botella de champagne en su roda, porque no es nuevo, pero lo hubiera merecido. Hoy está tal como lo vi en esa foto, de hace más de 50 años, en una Yachting Argentino que una tarde aburrida me puse a hojear en la desordenada Biblioteca de mi Club. Fue amor a primera vista seguido de obsesión por buscarlo y encontrarlo.
Gracias a unos amigos di con el, estaba maltrecho y triste, ellos me aconsejaron sobre como volverlo a su mejor época. Los barcos de madera tienen sus cosas, su tratamiento y cuidados especiales. Se hacen de un material que tiene vida, por eso cuando uno les habla suelen responder.

En cuanto fue mío lo saque a tierra. Mi herida nave pasó a ocupar un lugar en el Varadero del Club, sitio que para mi era desconocido porque nunca antes había tenido un barco. Conocí por meses, por muchos meses, por infinitos meses, ese lugar que es una mezcla de cielo e infierno, de olor a pintura y humo de asaditos, de carpinteros que “para la semana que viene ya lo tienen listo” y pintores que no pudieron terminar por la repentina muerte de un ser querido.

Se entra al Varadero como el chiquilín que miraba de afuera al Cafetín y se sale hecho un hombre de mar sabedor de una buena cantidad de mañas. En ese turbio lugar se aprende lo bueno y lo malo, lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer.

Al Varadero uno suele llegar un domingo con toda la tarea perfectamente programada, pero se da cuenta de que se olvidó “eso” que es indispensable para hacer, justamente, la tarea. 
Hay días en el Varadero que son, meteorológicamente, los más perfectos para navegar. Entonces aparecen los amigos para invitarnos a dar una “vueltita corta” que se prolonga todo el dia y chau trabajo!!!. También los hay meteorológicamente fuleros que, sumados a los anteriores, nos garantizan una larga estadía sin hacer cosas significativas para nuestro demandante barco.

Hay una raza de seres que pulula por el Varadero, la de los sabios asesores no consultos . Se trata de gente, muy especial e indigna, que se mete en lo que no le importa dando consejos que, si uno los sigue, pueden terminar con nuestro barco, nuestra billetera, o nuestra sanidad mental. 
No me refiero, desde ya, a la gente que sabe de veras a la que se va confiado a consultar. Estos sabios asesores vienen solitos hacia uno, porque así es su maligna metodología: confundir, despistar, mostrar el uso de la ciencia oculta y la palabra desconocida.

Los sabios asesores se presentan, en general, de a uno o de a dos. Los que vienen de a uno, llamémoslos sabios solitarios , pueden no hablarnos. Esto empeora las cosas. Generalmente se ponen muy cerquita del barco, en un momento en saben que uno los ve. Tocan el casco con mano experta y lo recorren con gran suavidad . Parece que las yemas de sus dedos tuvieran un poder radiológico. Suelen detenerse en un punto, ponerse los anteojos pera ver de cerca, hacer una mueca de “pobre muchacho, que compro!!!” y se van silenciosos como vinieron...
Al principio esto genera en uno dudas terribles, al punto de querer arrancar todas las tracas para hacer el barco de nuevo.

Otra versión del solitario es el sabio consejero . Este suele dejar de regalo un consejo que es, en realidad, un enigma. Comienza siempre con una pregunta: 
- Que lija usas?. 
Uno responde que usa la lija TAL. Entonces el sabio consejero menea la cabeza con un gesto que es mitad pena y mitad simpatía y dice: 
- Esto es un barco de madera. Tenés que usar lija HAMPTINGTON, Australiana, que está hecha con cristalitos de fastingglass y te deja la madera perfecta. De lo contrario se produce un microporo absorbente que, a la larga, hace que el barco sea como una esponja de una tremenda voracidad y se genera putrefacción de la peor. 
Mientras tu mandíbula aun esta caída y sentís culpa por estar destruyendo vilmente tu propio barco, el sabio consejero saluda y se va...

Cuando vienen de a dos, comité sabio , no te hablan. Hablan entre ellos y comentan cosas respecto a la impericia de uno para trabajar o, peor, sobre la historia del barco. Dan ganas de matarse. Ejemplo: 
• Che, este barco es el que su hundió frente a Montevideo, no?. 
• Si, perdió el quillote con el primer golpe contra las piedras y llegó a la playa después de rodar catorce veces como una botella. Al final lo agarraron unos carpinteros de Montevideo, que hacían féretros, y lo dejaron con un poco mas de manga de una banda que de la otra. Por eso, cuando escora, se va para babor. Es inmaniobrable, pobre pibe!!!

Pero ese tiempo ya paso y esta llegando al agua, ya falta poco. Se ha descorchado el champagne y se sirven sandwichitos de miga. Están todos mis amigos nautas y lo no nautas que sueñan con que mañana nos embarcamos todos para Punta del Este. Están los curiosos y están todos los sabios del Varadero haciendo sus ultimas rutinas. Recordando que, una vez, la pluma se vino abajo con un barco igual al mío colgando de ella. Diciendo que de lejos el barco se ve lindo, pero de cerca parece una pelotita de golf... Ya flota, me subo, es todo tal como lo soñé. Los sabios de varadero se retiran derrotados, pensar que hay tanta gente que vive así!!!!!. Para mi sólo hay un horizonte lejano, un suave viento y un atardecer visto desde el cockpit de mi querido barco."

Si los que nos dedicamos a nuestros propios barcos, realizando las tareas de mantenimiento nosotros mismos no pasamos por una experiencia como la relatada es, o porque su barco se encuentra recluido en un galpón solitario o porque es de plástico.

Buenas singladuras y recuerden: Cuanto más se tarda... más se navega!

Disponible también en YouTube